Testimonio de D. Francisco Sánchez Martínez

IMPORTANCIA DEL VALLISOLETANO CARLOS SÁNCHEZ MAGRO EN EL DESARROLLO DE LA ASTROFÍSCA ESPAÑOLA

El Prof. Carlos Sánchez Magro, catedrático de Astrofísica de la Universidad de La Laguna y destacado investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), llegó a Tenerife en octubre de 1968, poco después de casarse en Valladolid con Mª Dolores Tejedo Bellver. Curiosamente, lo mismo que hizo a mediados del Siglo XIX el astrónomo inglés Piazzi Smith y yo mismo. Los tres nos vinimos a observar a Canarias justamente en luna de miel. Esto no se ha explotado como reclamo turístico, pero podrís serlo, presentándolo más o menos así: “Los astrónomos vienen de luna de miel a Canarias, haga Usted lo mismo”.

El recién licenciado Sánchez Magro, que había comenzado a trabajar en el Departamento de Astronomía y Geodesia de la Universidad Complutense de Madrid, vino con la misión bien concreta de realizar durante un par de años observaciones de satélites con cámaras balísticas para triangulaciones geodésicas entre África y Europa dentro del programa “Euroafrica”, liderado por el Instituto Geográfico Nacional de Francia.

No muchos meses después de su llegada tuve con él una larga conversación que recuerdo muy bien. Yo le había llevado a un taller situado en los bajos del estadio de futbol del Club Deportivo Tenerife para que le retocasen un “escarabajo” Woswagen de segunda mano que se había comprado, y mientras se lo arreglaban paseamos sin prisas, arriba y abajo, la calle de San Sebastián de Santa Cruz de Tenerife. Este dialogo peripatético resulto ser muy trascendente para él, para mi y, me atrevería a decir, que también para la astronomía española.

Pese al poco tiempo transcurrido, yo ya me había dado cuenta de que Carlos tenía madera de investigador y poseía unas habilidades técnicas que nos eran muy necesarias en el incipiente Observatorio del Teide. Durante nuestro paseo santacrucero descubrí facetas de su carácter y calidades humanas que me encantaron. Hasta tal extremo, que me atreví a desvelarle, ya entonces, algunos de mis sueños. Visiones de futuro que terminó haciendo también suyas, y que le llevaron a convertirse en mi mejor y más eficaz colaborador.

No recuerdo en que momento Carlos y Loly decidieron continuar en Canarias para participar plenamente en el proyecto de lo que hoy es el Instituto de Astrofísica de Canarias, pero lo que si se, es que su entusiasmo y buen hacer fueron decisivos para que este cuajase.

Por entonces, yo había llegado a la conclusión de que el cielo de Canarias poseía condiciones únicas para la moderna observación astronómica y que valía la pena ponerle en “explotación científica”, pero que para sacarle todo el provecho era imprescindible conseguir la cooperación internacional (en aquella época en España era imposible pensar en hacer ciencia en serio). Además sabía por experiencia que, solo si nuestros colegas de fuera comprobaban por si mismos las increíbles propiedades astronómicas del cielo de Canarias, podíamos negociar con ellos este intangible como recurso natural, y lograr a cambio el conocimiento y la instrumentación astronómica, bienes de los que carecíamos. Y lo sabía pues así lo había hecho con el “Telescopio de Burdeos” con todo éxito.

Mi sueño era conseguir atraer a los astrofísicos europeos, que por entonces andaban buscando emplazamientos adecuados a sus nuevos telescopios, para que los instalasen en Canarias, y que a cambio, nos ayudasen a formar jóvenes, para con ellos crear un centro de excelencia aquí. Carlos Sánchez era el tipo de persona adecuada. Completó rápidamente su formación en el extranjero y se puso a trabajar a mi lado, codo con codo, para lograr el instituto de astrofísica español que necesitábamos. No me equivoqué. Y, más aun, con el tiempo gané el mejor amigo que he tenido en mi vida.

En su currícula están los detalles de todo lo que hizo en su corta pero fructífera existencia, yo solo voy a resaltar lo que a mi juicio ha dejado más huella en la astrofísica española.

La ciencia básica precisa y genera instrumentación científica que produce tecnología avanzada. Y esta es una vía eficaz para transferir esta tecnología al tejido empresarial. Por eso desde el principio decidimos que nuestro instituto tendría una pata importante dedicada a la instrumentación. El Prof. Sánchez Magro fue el encargado de lograrlo, y lo hizo tan bien, que la Instrumentación Astronómica, para tierra y espacio, es ahora una de las fortalezas del Instituto de Astrofísica de Canarias y de la ciencia española. El ejemplo más palpable es la construcción del Gran Telescopio Canarias (GTC) el mayor y más avanzado telescopio óptico-infrarrojo del mundo en estos momentos. Estoy convencido que no lo habríamos conseguido si Carlos no hubiese iniciado el Área de Instrumentación del IAC, y el diseño del mini telescopio avanzado que hoy se llama “IAC-80”. Hay que recordar, también, que el Prof. Sánchez Magro diseñó el primer instrumento científico español para el espacio, un espectrógrafo infrarrojo que voló en un satélite ISO de la Agencia Europea del Espacio.

Al Prof. Sánchez Magro se le puede considerar como el padre de la astrofísica infrarroja española: estudió y puso en evidencia las condiciones de las cumbres de Canarias para las observaciones infrarrojas; participó en la instalación del telescopio de 1.5m. del Observatorio del Teide, el primer telescopio especialmente concebido para observar en el infrarrojo, (que hoy lleva su nombre); obtuvo los primeros resultados científicos y realizó las primeras publicaciones españolas de astrofísica infrarroja; formó a los primeros astrofísicos infrarrojos del país; desarrolló los primeros instrumentos IR. Hoy está rama de la astronomía a florecido en España gracias al buen trabajo inicial del Prof. Sánchez Magro. Ejemplo notorio del nivel tan alto alcanzado es el instrumento EMIR para el GTC, un reto jamás logrado que permitirá hacer, como nunca se ha hacho, imagen y espectroscopía de gran campo en el infrarrojo próximo.

Me parece de justicia sacar a la luz otra faceta del Prof. Sánchez Magro, bastante desconocida, que es la de haber sido pionero en la implantación en España de las energías renovables. Fue él quien organizó el primer curso en Canarias sobre energía solar, del que salieron todos los primeros expertos en esta materia. Entre otras cosas, desarrolló un concentrador solar que dio origen a la empresa Energía Solar Española (ESE).

Terminaré glosando la actividad docente del Prof. Sánchez Magro, reseñando su participación directa en todas las iniciativas que han conducido a que la Universidad de la Laguna sea un referente en Astrofísica y que el Instituto de Astrofísica de Canarias sea una escuela de posgrado que atrae a jóvenes científicos e ingenieros de todo el mundo. La primera de estas iniciativas en las que participó fue, en 1975, el Programa Nacional de Formación de Investigadores en Astrofísica, dirigido a brillantes recién licenciados de cualquier universidad, y del que salieron los primeros doctores de esta especialidad de la Universidad de La Laguna. En la actualidad el número de tesis doctorales de Astrofísica defendidas en esta Universidad ha sobrepasado las doscientas. La segunda fue iniciar la Licenciatura de Física en cuarto curso, solo con la especialidad de Astrofísica dirigida a jóvenes físicos con vocación por conocer el Universo. Dos años después se puso en marcha la licenciatura del todo. Al Prof. Sánchez Magro le sobrevino la muerte en 1985 inesperadamente, cuando era Director del Departamento y estaba en plena actividad.

Creo que la vida y obra del Prof. Carlos Sánchez Magro ha sido tan importante para la astronomía española, como acabo de mostrar, y es un ejemplo tan claro para la juventud, que merece sobradamente el reconocimiento público de la ciudad que le vio nacer y crecer. Considero que es un lujo para cualquier ciudad tener un hijo de esta naturaleza.