El 5 de diciembre, algunos pocos afortunados pudieron hacer un safari de 4 horas muy temprano por la mañana (dos de las expedicionarias lo hicieron a pie, y fueron las únicas que vieron un rinoceronte), aunque por falta de plazas otros se quedaron en la cama.
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| Grupo de cebras |
Pequeño cocodrilo |
Perro salvaje |
Mono con la cría en brazos |
Otro desayuno glorioso y rumbo a Pretoria. La “ciudad Jacanranda”, como la llaman por la abundancia y el colorido que la proporciona este árbol, nos recibió en todo su esplendor. Árboles y jardines en flor envolviendo un entorno histórico rico y bien conservado. Una ciudad que contrasta la altivez de su abolengo con el escaso cuidado por los detalles, por ejemplo en el mobiliario urbano, achacable a la precaria situación económica de Sudáfrica, situación que tiene un buen exponente en los mercadillos y los puestos de venta de la plaza Church Square, en algunos de los cuales se vende una piedra que los más pobres comen para reponer la escasez de minerales en sus dietas.
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| En una estación de servicio aprovechamos para leer en la prensa las noticias del eclipse |
En Pretoria la primera parada fue en el 'Union Building' y
los jardines que le rodean |
Monumento a Paul Kruger en Church Square, también en Pretoria |
Constituye la ciudad una visita agradable aunque siempre con un poso de amargura por las implicaciones que tubo en el nefasto pasado político del país. Llegamos al aeropuerto de Johannesburgo al anochecer y allí nos despedimos de Ember y sobre todo de Sonja con la promesa (más bien el deseo aun no cumplido) de volver a vernos pronto tal vez en una visita suya a España. Los eficientes servicios de seguridad del aeropuerto nos requisaron un par de pequeñas navajitas, aunque dejaron pasar en el equipaje de mano de uno de los nuestros una navaja albaceteña de 20 cm. de hoja (cosas de los detectores de metales). A las 19:10 salimos rumbo a Ciudad del Cabo, a donde llegamos a las 21:20 con el “Asereje” como tema principal del hilo musical en el avión. Allí, camino del hotel, vimos por fin alpha Centauri. Siendo ya noche cerrada y bastante cansados de la paliza del día, nos fuimos pronto a dormir al hotel Holliday Inn Garden Court de Waal, un lujo de hotel con aire acondicionado, piscina, camas de dos metros de anchura y…
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