SUDÁFRICA 2002
EN BUSCA DEL ECLIPSE DE SOL


 7 DICIEMBRE 2002 
  El 7 de diciembre teníamos programada una excursión por la península del Cabo. Comenzamos con retraso debido a ciertos fallos de organización pero pudimos recorrer gran parte de la península. La muy accidentada costa atlántica a la vera del Monte Mesa y los conocidos como “doce apóstoles” (una cadena montañosa que hace de contrafuerte al Monte Mesa) proporcionan a la costa un aspecto salvaje e inaccesible (de hecho, la famosa carretera que recorre parte de esta costa, Chapman's Peak Drive, lleva varios años cerrada por desprendimientos, teniendo que hacer parte del viaje por el interior). En el típico pueblo Hout Bay, en la bahía del mismo nombre, cogimos un barco para ver las focas que juguetean en una pequeña isla.

La primera playa que vimos, impresiona el agua de color verde en los primeros metros de oceano. Son practicámente infinitas la cantidad de esculturas de madera de ébano que los turistas pueden adquirir en las galerías de arte apostadas en los márgenes de las carreteras.
Isla repleta de focas cercana a Hout Bay Cualquiera diría que las focas nos saludaban Gaviota posando

Subida al faro en la punta del Cabo de Buena Esperanza. El colorido del oceano es impresionante Punta del Cabo de Buena Esperanza, a la izquierda las aguas del Índico a la derecha las del Atlántico
Proseguimos hasta la reserva del Cabo de Buena Esperanza y, sorteando grupos de Babuinos que se peleaban llegamos por fin al mítico cabo. A nuestra izquierda, hacia el este, las cálidas aguas del Índico en la bahía False Bay, a nuestra derecha, al oeste, la frías aguas del atlántico, y frente a nosotros, hacia el sur, sólo un enorme vacío de agua nos separaba de la Antártida. Hermosa y sugerente aproximación a aquello que nunca contemplaremos.

Después de comer en el restaurante “Two Oceans” a la vista de False Bay, emprendimos el regreso por el lado este de la península rumbo a Simon's Town, donde tras bañarnos en las aguas del Índico de la playa Boulders visitamos una colonia de Pingüinos del Cabo. Tras dejar a un lado la enorme y paradisíaca playa de Muizenberg volvimos a Ciudad del Cabo y pasamos la noche en el mega-centro-comercial Victoria & Alfred Waterfront, un lugar un tanto soso e impersonal, pero supuestamente más seguro para los turistas que los alrededores de Long Street.

Con las nubes descendiendo de la costa y con aguas cristalinas lo mejor que podiamos hacer era darnos un bañito. Colonía de pingüinos del Cabo. Seguro que los habeis visto en algún documental.
La casi infinita playa de Muizenberg En Sudafrica la Luna no miente, cuando es creciente tiene forma de 'c' En el Victoria & Alfred Waterfront los pies se nos movían al ritmo del concierto de percusión que nos encontramos.




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